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El otro día asistí a la boda de mi prima y me crucé con esos tíos terceros o cuartos que nunca te ven, y que te dicen: "No te he visto desde que eras un renacuajo, ¿qué has hecho? cuéntame".
Y hala, ya está... ya han dicho la frase "mágica" que hace que ellos, sin decir nada, consigan que seas tú el que tenga que hablar y contar cosas (como si hiciese más tiempo que ellos no te ven a ti que el que tú a ellos), señora, eso no es una conversación, es un monólogo. Si quieres que te cuenten, cuenta, es como crear un blog en el que los mensajes sólo digan "Comenta".
Y encima si no cuentas nada eres un borde y un áspero.
Cosa que por otro lado es cierta, aunque no viene al caso, pero lo voy a contar porque me pareció divertido, de pequeño eres más cortado, pero ahora de mayor que ya te da todo un poco igual y caer bien o mal te importa menos que estar contento contigo mismo, y con gente que casi ni ves, conversaciones:
(Pseudo Tía o algo, con 5kg de maquillaje y peinados de fábrica) - Ella: Anda, ¿no te acuerdas de mi? - Yo: No sabría decirte... como a las bodas venías todas disfrazadas.
Luego, otra tía pesaaaaada de esas que cuando eras pequeño dedicaba el 90% de las palabras que te dirigía para pedirte algo, aquello que tenías la fama de saber hacer, en mi caso dibujos, y se dedica a decirte que le hagas un cómic, o algo de eso en lo que puedes dedicar meses, y que si se lo hicieses a todos los que te lo piden tu infancia habría sido una dedicación íntegra a esos "favores" a tías que además, nisiquiera conoces y apenas ves.
- Ella: Aún me debes*(ella dice "debes" porque ella un día dijo que se lo hiciéses y tú nisiquiera contestaste, o incluso contestáste que no, pero ella ya lo da por sentado) un cómic desde hace más de 10 años. - Yo: Oh... entonces aprovecharé esta ocasión para aclarar que no lo voy a hacer y que así no haya otro malentendido los próximos 10 años.
Lo que más me gustó de la boda (que fue también lo que más disgustó al resto) fue un camarero que tuvo la siguiente conversación con uno de mis compañeros de mesa:
- Comensal: Oiga, Camarero, que no me gusta esta comida. (tras una pausa y una mirada confusa del camarero al comensal) - Camarero: Bien... ¿y yo que quieres que le haga?.
He de decir que, aunque tras una conversación entre ambos, el camarero acabó poniendo unos calamares fritos, yo me partí de risa con la respuesta.
200 y pico invitados de los que dudo que conociesen ni a la mitad los propios novios, que si tios segundos que te conocían de pequeño y se llevan bien con tus padres, que si el amigo del hermano de tu tío que ha oido hablar de ti... blablabla. Cada día tengo más claro que a mi boda no van a ir más que los amigos cercanos a los que yo, en persona, invite, y unos pocos familiares (pocos) cercanos, de primera linea, a los que invitare del mismo modo. No sacaré dinero en mi boda, vale, pero no es su propósito (no el mio, el del resto no sé, me importa un cojón de chimpancé), no será masiva, vale, pero será como yo quiero.
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