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Toda mi vida he creído estar "entrenando" para ser un superhombre. El exceso de películas de Rambo, el imaginarme metido en un embrollo como en "Acorralado" y poder salir de la situación haciendo uso de mis habilidades. El imaginarme un futuro postapocalíptico lleno de Zombies donde mi supervivencia dependiese de cuál alto escalar una fachada o qué rápido esquivar un ejército de muertos vivientes. O el que estallase una guerra mundial de pronto donde gobierne el caos y la supervivencia dependa de la habilidad para atrincherarse en un edificio y sobrevivir o pasar a escondidas a través de las calles infestadas de enemigos. Quizá han hecho que desde pequeño, cada vez que tenía que hacer algo, inconscientemente (o no) aprovecháse ese como entrenamiento para el futuro, hacerlo ágilmente, más difícil, sin que me vean, sin hacer ruido, con movimientos perfectos, cualquier cosa que sirviese para ir, poco a poco, convirtiéndome en un superhombre multisituación, invencible ante cualquier circunstancia.
Por eso de pequeño estaba todo el día brincando, como todos los niños, sí, pero cuando los demás paraban, yo seguía, cuando los demás podían trepar sólo hasta la segunda rama, yo alcanzar la penúltima o la copa. Espíritu de superación, de ser el mejor, de ser un superhombre, ágil, con reflejos, inalcanzable. Pasando de un lado al otro de la casa a las tantas de la mañana, mientras mis abuelos veían la tele, cuando se supone que tenía que estar dormido, con el propósito de entrenar habilidades de ocultación. Pasarme las tardes atravesando el salón a saltos, de sofá en sofá, de mesa a sillas, con el fin de entrenar habilidades de agilidad. Trepando a todos los sitios con el fin de poder escapar de cualquier sitio.
Soñando con estar preparado para ese día en el que secuestren un edificio y yo, en plan John McClane, los libere a todos. O el día en el que injustamente acabe como fugitivo de la ley y tenga persecuciones espectaculares por la ciudad, con explosiones y todo eso, o tenga que escaparme de una cárcel, estalle la guerra, vengan los marcianos, el mundo se vuelva loco, resuciten los Zombies, o acabe sólo en el mundo como Robert Neville en "El último hombre vivo (The Omega Man)" (o más recientemente en "Soy Leyenda").
El entrenamiento para el superhombre que ahora simplemente va cojeando al trabajo, con dolor de espalda, las rodillas desgastadas, y si alguna de esas situaciones pasase, probablemente sería el primero en morir.
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