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Habíamos decidido subir al corte inglés a ver los juguetes (por cierto, es deprimente ver la mierda con la que juegan los niños de ahora, predestinados a ser vegetales andantes de moralidad prefabricada, un día hablaré de eso, hoy no, hoy voy a contar la frikada que nos pasó), y según íbamos a salir, en la sección de perfumería había unas estanterías destinadas a colonias de estas de niños que consisten en un agua de colonia genérica metida en una figura de plástico de personajes de dibujos Sirenita, Nemo ...
En esto que Canna ve a Darth Vader!!! Yo me quedo un rato mirándolo en silencio, y luego digo: —Yo quiero eso... ...yo HE de tener eso—. Llamo a la señora que los vende y con cara de Zombi que acaba de ver un cereeebro, la digo: —Deme ese Darth Vader—. Y cuando se dispuso a coger a Superman la dije:—Eh... no, no quiero el Superman, quiero el Darth Vader—. Fué entonces cuando dejó a Superman y señaló a Winnie the pooh, (ya, yo tampoco podía creer lo que veía, pero lo digo en serio, Canna estaba conmigo y lo vio también, no lo soñé), y fué no antes de señalar a otro que ni me acuerdo, cuando por fin me bajó el Darth Vader.
En el puesto de al lado se escuchó a una compañera de la señora diciéndola: —¿Qué, vendiendo Batmans?—. Deberíais haber visto mi cara en ese momento, pero vamos a lo que vamos, porque resulta que estaba roto, la tapa (la mitad superior del cuerpo) no cerraba y la boquilla/difusora de colonia estaba rota, todo eso no se veía porque está por dentro, por fuera es aparentemente un simple (y grande) muñeco de Darth Vader, que es todo lo que yo quería. La señora en la creencia de que a mi me importaba algo más que un pepino el cómo estuviése por dentro el bote, se retiró un momento a ver si había alguno nuevo en el almacén. Volvió para decirme que no lo había, que lo siento, que era el último y estaba roto así que no me lo podía vender. Se fue.
No tardé mucho en volver a buscarla para tener la siguiente conversación: —Disculpe que la moleste otra vez, pero ¿cuánto costaba el Darth Vader?—. —13€—. —Bien... te doy 5 por él—. ... —Pero... ¡¡si está roto!!—. —¿Y?—. —Que no lo puedo vender roto—. —Exacto, y por eso te ofrezco por él 5 €, si no lo iban a poder vender de todas formas, eso que ganan—. —Oye, pues no sé, yo no sé si puedo hacer eso, espera que llamo a la encargada de departamento—.
Se fue a llamar a la jefa, a la cual le contó la situación de que estaba roto, que yo lo quería y que costaba 13€, pero no la contó que yo ofrecí 5€ por él, así que la jefa me dijo: —Está bien, te lo dejamos llevar por 3€—.
Antes de darmelo, lo abrió y se dispuso a tapar la boquilla rota del bote con celofán para que no se me saliése la colonia de dentro, ignorando que yo probablemente tiraría esa colonia al llegar a casa y me quedaría con el muñeco como objeto decorativo (por si algún lector no lo sabe yo colecciono toda clase de objetos de Darth Vader). Según terminaba soltó la perla, dijo: —Vaya, vaya, ya veo que a ti te gusta mucho "eso" de las "navecitas"—. Yo pensé para mis adentros responderla: —Hombre, no sólo las navecitas—. Pero dada la situación, no me quise jugar mi Vader, así que no dije nada.
De camino a casa lo miré de arriba a abajo buscando las imperfecciones propias de un producto de esos, meramente por curiosidad, pero lo cierto es que no encontré muchos, era bastante fiel para ser lo que era, sólo le faltaban unos hoyuelos que debería tener el casco en la zona de las ojeras (un detallito que pocos objetos de merchandising de Vader cumplen y que pocos vemos que así es), así que pensé que sería muy gracioso, después de todo el lio, volver al Corte Inglés enfadado y decirle a la señora: —¡¡No lo quiero, no es original. Devuélvanme mi dinerol!!—. No lo hice, claro.
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