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Menores no eran los usos que el trabajador quería hacer en el WC de la empresa, se estaba cagando descomunalmente, el WC estaba puerta con puerta con la oficina donde él trabajaba, se dispuso a ello. Entró en el baño, cerró la puerta poniendo especial esmero en cerrar bien el pestillo y se sentó.
Su mayor preocupación en ese momento realmente no era si el agua le salpicaría mucho en el culo al caer el mojón, sino no hacer demasiado ruido al expusar el niño, ya que su jefe y sus compañeros estaban en la habitación contigua y las paredes y la puerta no eran demasiado gruesas que digamos, y el sonido ya se sabe.
Lo que nuestro protagonista más le consolaba era escuchar como sus compañeros y jefe estaban hablando todos a la vez al otro lado en voz bien alta, lo que amortiguaría cualquier posible ruido emitido por su defecación. Fué inoportuno momento en que se callaron todos y se hizo el silencio en el que nuestro amigo trabajador expulsaba su producto interior bruto, con tan mala suerte que emitió un inesperado y descomunal ruido fecal, que por supuesto sus compañeros y jefe escucharon, se da por hecho. En ese preciso momento es cuando dejó de sentirse avergonzado y pasó a sentirse aterrado cuando se dió cuenta que con las prisas del momento no comprobó si había papel, pero sí lo comprobó ahora, al ver que efectivamente, no había.
Miró a su alrededor buscando una solución, encontró en la papelera una bolsa de papel de plástico del supermercado, experiencias pasadas en el campo le habían enseñado que esas bolsas no limpiaban, resbalaban mucho además de arañar, pero esa bolsa al no ser transparente le sería muy útil para meter en ella sin que nadie lo supiése sus calcetines con los que nuestro "héroe" había decidido que se limpiaría el culo. Mejor estar unas horas con los zapatos sin calcetines dentro, que con el culo lleno de pegatinas.
Tras los prosiguientes actos de limpieza que omito describir, nuestro hidalgo se dispuso a tirar de la cadena, aprovechó el momento para, con el ruido de la cisterna, meter los calcetines en la bolsa y que así no se escuche el ruido de plástico que podría levantar sospechas del palo de: -¿qué estará haciendo ahí dentro para hacer ruido con una bolsa?-. Pero eso le dejó de preocupar en el momento en que comenzó a notar en sus pies, aún descalzos, agua. Y bajó la mirada para comprobar como el inodoro estaba rebosando agua por lo que parecía ser un atasco en las cañerías, y lo peor de la lamentable escena fué el momento en que el chorizo, flotante sobre el agua, desbordó con el agua y cayó... ... muy asqueroso sería ver el orondo mojón navegando a sus anchas por el encharcado suelo del cuarto de baño, "afortunadamente" no fué así, ya que no cayó en el suelo, sino en uno de los zapatos que nuestro amigo había dejado junto a la taza cuando se quitó los calcetines.
En ese momento, y antes de tener tiempo ni para pensar qué hacer, se escuchó la voz del jefe tras la puerta diciendo: -Estoo.... mira ver si no tienes para mucho ahí dentro, que han llegado los clientes para ver el proyecto y necesito que vengas-.
Cuando te meten prisa por salir de un WC con el suelo encharcado, descalzo sobre agua sucia, con un zurullo en tu zapato y calcetines untados de excremento metidos en una bolsa de super de la mano, ya lo que puedan pensar de dónde fue a parar la toalla de manos te trae enteramente sin cuidado, así que nuestro ilústre decidió, tras cortar la llave de paso de la cisterna para que no saliése más agua, usar la toalla para absorber el agua del suelo. Y fue cuando se agachó para eso, cuando descubrió bajo el lavabo una pequeña repisa donde se guardaban rollos de papel higiénico de repuesto.
Se escucharon gritos por todo el edificio.
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